EL SIGNO LUNAR O LA LUNA DE NACIMIENTO

Sabemos que la luna posee una extraña conexión natural con las mujeres, y que según sus ciclos y ritmos acontezcan van también moviendo las mareas de toda la Madre Tierra. Ella, la luna, es madre de nuestra Madre, y por tanto es nuestra amorosa Abuela… Abuelita Luna.

Cuando las mujeres comenzamos a conectar con ella a través de la auto-observación y la mirada en nuestros propios ciclos -mentales, emocionales y espirituales, nuestra relación con El Tiempo, lo Sagrado y lo Divino se vuelve más profunda. Por que en efecto la luna nos habita, ella sabe de nuestro oleaje interno, de nuestros momentos óptimos, ella conoce profundamente a la Mujer Sabia que nos habita: esa mujer que siempre tiene todas las respuestas y entiende la guía perfecta del corazón.

La luna, además de acompañarnos, guiarnos y abrazarnos con su paso diario por el cielo, también nos toca el alma con su rayo plateado al momento de nacer… ¿Cómo? ¡A través de lo que la astrología ha denominado EL SIGNO LUNAR!

Usualmente, hemos aprendido a “conocernos” a través del signo solar -lo masculino en nosotras- (el signo en el cual se encontraba el sol en el momento exacto de nuestro nacimiento), pero pocas veces hemos sido invitadas a conocer el signo lunar o nuestra luna de nacimiento -lo femenino- (el signo y casa en donde la Abuela Luna se encontraba en el momento exacto de nuestro nacimiento).

¿Y qué podemos descubrir de nosotras a través de nuestra luna de nacimiento? Pues nada más y nada menos que las características arquetípicas de:

:: Nuestra esencia femenina.
:: El hogar que nuestro corazón anhela habitar (eso que llamamos “hogar”).
:: La relación con nuestra madre biológica y espiritual.
:: Los hábitos que nos estabilizan.
:: El tipo de maternidad (biológica o creativa) que podemos ofrendar al mundo.
:: Nuestra manera de conectar con lo Sagrado Femenino.
:: El sentido profundo de nuestra vida, los grandes aprendizajes espirituales.

Es decir, prácticamente acercarnos y conocer nuestra luna de nacimiento nos significa tener una radiografía exacta de nuestro corazón y el sentido profundo de vida que en alma y espíritu hemos elegido para vivir aquí y ahora, en esta experiencia humana.

Como ves, la relación que poseemos con la luna va más y más allá de lo sabido y de lo que nos han contado.

¿Ahora puedes explicarte un poco más porqué te levantas de madrugada con los rayos de la luna?
¿Por qué cuando la miramos podemos reconocer una conexión profunda y dulce, como de esas personas que se conocen de años atrás?
¿Por qué cuando se encuentra llena saca lo mejor o lo “peor” de nosotras?

Y es que en realidad, nuestra conexión con ella, con la Abuelita, va más allá de lo imaginable, pero muy cerca de lo ancestral.

)O( La Mujer Lunar )O(

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